El embarazo de papá
Noticia publicada el 18-01-2019
Por todos es sabido que durante el embarazo se producen cambios hormonales en la mujer, ¿sabías que también en el hombre?
Un estudio en concreto realizado en EEUU (Prenatal hormones in first-time expectant parents: Longitudinal changes and within-couple correlations. American Journal of Human Biology. 2014) ha revelado que las hormonas de los padres también se ven afectadas incluso antes de que nazca el bebé. Según el estudio, los cambios podrían estar relacionados con la transformación psicológica que experimentan los hombres cuando se preparan para convertirse en padres, con los cambios en sus relaciones de pareja e incluso con las modificaciones físicas que el hombre va experimentando en paralelo con la evolución de sus parejas embarazadas.
“La participación paterna desempeña un papel en la reducción de la mortalidad y morbilidad infantiles, y mejora los resultados sociales, psicológicos y educativos”
En diferentes estudios se han encontrado cambios significativos en ciertas hormonas del hombre cuando pasa a ser padre, acompañando el proceso desde el embarazo hasta la crianza. Variaciones en hormonas como la testosterona (estando su disminución vinculada con una reducción en la agresividad), el estradiol (relacionada con el cuidado y los lazos afectivos), o como la oxitocina (que facilita en el padre la capacidad de sincronizar sus emociones con las de sus hijos, esto es, su capacidad de empatizar). Por otra parte, un creciente número de estudios muestran cada vez más que la participación paterna desempeña un papel en la reducción de la mortalidad y morbilidad infantiles, y que mejora sus resultados sociales, psicológicos y educativos. Pero no todos los padres se implican por igual en cuidar a sus hijos.
¿Qué se entiende por paternidad?
La doctora en psicología Alicia Oiberman la define como “proceso psicoafectivo por el cual un hombre realiza una serie de actividades en lo concerniente a concebir, proteger, aprovisionar y criar a cada uno de sus hijos jugando un importante y único rol en el desarrollo del mismo, distinto al de la madre”, Oiberman (p. 58), 2008.
La clave para saber cómo cada hombre va a atravesar o va a enfrentar la paternidad está en cómo fue criado, cómo fue la relación con su propio padre y, además, algunos estudios hablan de que también es importante cuánto de satisfecho esté con la relación de pareja. Berry Brazelton, pediatra de fama mundial, experto en desarrollo infantil y creador de la Escala de Evaluación Conductual Neonatal y Bertrand Cramer, pionero de la psicoterapia materno-infantil, hablan en uno de sus libros (“La relación más temprana”) de que una de las primeras reacciones de los futuros padres es el sentimiento de exclusión (la existencia de este sentimiento de exclusión se ha demostrado también en otros estudios en los que además también los hombres comentaban no sentirse preparados para el cambio tan grande que la llegada de un hijo conlleva en la pareja).
Estos autores hablan también de un concepto ya clásico conocido como síndrome de Couvade, que consiste en que ciertos síntomas del embarazo de la mujer aparecen también en algunos hombres (es algo así como un embarazo psicológico en el hombre), se relaciona con una identificación excesivamente empática y entrarían todos los síntomas del embarazo, aumento de peso, estreñimiento...
El nacimiento de un niño es a menudo un evento estresante aunque sea deseado y querido, lleva consigo cambios más profundos que cualquier otro momento en el desarrollo del ciclo vital. Los estudios revisados hablan de que los hombres suelen pasar por alto sus propias dificultades y se vuelcan en ayudar a su compañera, incluso, en ocasiones tienden a minimizar y a no dar espacio a hablar de cómo se sienten ellos. Al parecer, esto de no aceptar que ellos también pueden estar pasando lo suyo o, aun más, necesitar ayuda, es bastante común en el comienzo de la paternidad. A menudo, se refieren a su sufrimiento hablando del estrés y no suelen nombrar ansiedad o depresión. Ante dicho estrés, los hombres que participaron en el estudio hablaban de que normalmente sus estrategias de afrontamiento eran refugiarse en el trabajo o hacer deporte. Algunos de ellos destacaban cómo el hecho de pasar tiempo con el bebé les ayudaba a no sentirse tan excluidos.
Existen, como bien sabemos, diferencias de género en cuanto a la expresión emocional en hombres y mujeres. Tanto la maternidad como la paternidad son un momento de crisis vital, un periodo cargado de importantes desafíos tanto para la madre como para el padre que en ocasiones puede superar los recursos emocionales de los que dispone la familia. Si hablamos de la paternidad como un período de crisis vital y de importantes desafíos podríamos pensar en que también existe la probabilidad de que algunos hombres desarrollen una depresión posparto y los estudios ya dan fe de ello, en efecto, uno de los factores de riesgo más robustos es el hecho de que su pareja la tenga. Otros factores de riesgo son una relación de pareja conflictiva, falta de apoyo social, estar en situación de desempleo… La depresión posparto en el padre impacta a todos los miembros de la familia, siendo el desarrollo infantil, el vínculo y la salud mental del niño los que pueden verse alterados a corto, medio y largo plazo.
Como psicólogos tenemos un importante desafío, y es ampliar la mirada de la diada (madre-bebé) a la triada (madre-padre-bebé), crear espacios adecuados para que los padres puedan encontrar un lugar de seguridad y de validación en los que poder expresarse emocionalmente. En algunos estudios los hombres entrevistados hablan de que no encuentran un lugar para ellos, hay grupos o servicios de apoyo para madres pero casi no los hay para padres y hablan de necesitar espacios diferentes donde poder hablar de toda esta transición a la paternidad y de cómo se van a adecuando a su nuevo rol de padres (los padres también experimentan cambios psicológicos para adecuarse a su nuevo rol).
Además, resulta importante que, en la medida de lo posible, se les tenga en cuenta en las diferentes visitas médicas de la mujer en el embarazo, que sea parte del proceso, ya que el hecho de que el padre sienta que es valorado, cuidado y considerado valioso va a aumentar su seguridad reforzando su figura de apoyo y soporte para esta mujer embarazada y este bebé. Repercutiendo también en una vinculación mayor con el hijo, y en un sentir de que este proceso también es su proceso (lo que en cierta medida, podría prevenir ese sentimiento de exclusión que tanto se repite en los estudios realizados).
Sabiendo todo esto, en definitiva, la experiencia vital de convertirse en padre y desarrollar ese rol, junto al efecto que conlleva sobre la pareja y su bebé, hace necesario una mirada más profunda hacia sus especificidades y necesidades, poniendo el objetivo tanto en su propio desarrollo sano como en su efecto potenciador de la salud general de todo el sistema familiar.•
Juan Jesús Aznárez Acosta
Psicólogo, Terapeuta e Investigador
Número de Colegiado T-2385
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