Nutrición temprana
Noticia publicada el 05-11-2018
Desde siempre es sabida la importancia de una buena alimentación para mantener el estado de salud y para su recuperación después de un proceso de enfermedad.
Cada vez se conoce más el papel que tiene una adecuada alimentación en edades tempranas, desde de la concepción, durante el embarazo y en los dos primeros años de vida, en la prevención de enfermedades futuras como algunas de las llamadas enfermedades no transmisibles: obesidad, algunas enfermedades cardiovasculares y el síndrome metabólico (obesidad alrededor del abdomen, hipertensión, alteraciones de la glucemia, aumento de triglicéridos y niveles bajos de HDL o colesterol bueno).
Estas enfermedades son cada vez mas frecuentes en la población y se deben a cambios en el estilo de vida y en los hábitos de alimentación. Se sabe que solo el 20% de estas enfermedades tienen un componente genético o hereditario y que los factores ambientales como la mala nutrición, el stress, la poca actividad física, las infecciones así como la polución ambiental están detrás del 80% de estas enfermedades.
Los factores ambientales antes mencionados pueden ser modificados y, entre estos la nutrición es uno de los más importantes.Una nutrición adecuada en las primeras etapas del desarrollo, los primeros 1.000 días (desde la concepción, durante el embarazo y en los dos primeros años) es fundamental en la prevención de futuras enfermedades, porque durante todo este periodo se de establece la “programación metabólica”, es decir, cómo va a funcionar el metabolismo del futuro bebé.
En general, este periodo de los 1.000 días donde la nutrición es tan importante se divide en cuatro etapas: embarazo, lactancia, la etapa de diversificación alimentaria (a partir de los 6 meses) y desde los 12 a 24 meses.
Embarazo: Se recomienda comer “pensando en dos“ y no “por dos”
Las necesidades de calorías de la madre no aumentan durante el primer trimestre del embarazo y, solo aumentan 360 calorías más diarias en el segundo trimestre. Más o menos lo mismo que ocurre durante el tercer trimestre. Lo importante es evitar las dietas hipercalóricas con excesos de carbohidratos, grasas y proteínas que afectan al metabolismo del feto y pueden causar enfermedades futuras.
Es importante también evitar las deficiencias de hierro, zinc, yodo, vitamina A, B y acido fólico que pueden ser causa de enfermedades importantes en el feto.
La nutrición de la madre puede además modificar la manera en que algunos genes del feto se manifiesten en la vida futura, pudiendo estas alteraciones ser responsables de las enfermedades, antes mencionadas, si la nutrición no es adecuada.
Lactancia exclusiva: Periodo desde el nacimiento hasta los 6 meses de vida
La lactancia materna es el mejor alimento en esta etapa, cubre todas las necesidades nutricionales y, además cambia su composición según los requerimientos del niño a lo largo de su desarrollo. Previene la aparición de enfermedades, a corto y largo plazo como alergias, enfermedades autoinmunes, reduce del riesgo de obesidad y síndrome metabólico. Su contenido en ácidos grasos (DHA) favorece el desarrollo cerebral, el contenido en oligosacáridos estimula el desarrollo de la flora bacteriana que protege al niño de infecciones.
La lactancia materna es el mejor alimento, cubre todas las necesidades nutricionales y va cambiando su composición según los requerimientos del niño a lo largo de su desarrollo.
En caso de no poder alimentar al niño con lactancia materna, las fórmulas usadas deben tener bajo contenido en proteínas para evitar el sobrepeso a los 2 años. Del contenido de grasas, al menos, el 0,3% deben ser de DHA (ácido graso esencial tipo omega 3) en equilibrio con otros polinsaturados (araquidónicos) necesarios para el desarrollo del cerebro y la retina. Se recomienda además que estén suplementadas con micronutrientes y probióticos.
Etapa de diversificación alimentaria (entre los 6-12 meses)
Se introduce la alimentación complementaria a partir de los 6 meses, para cubrir las necesidades de proteína, vitaminas y minerales (hierro , zinc y vitamina D) del niño, que son importantes para el desarrollo del cerebro, el crecimiento y el desarrollo óseo e inmunitario (defensa de infecciones).
En esta etapa la diversificación con exposición a nuevos sabores determina la relación futura del niño con los alimentos, por lo que la estrategia debe ser la variedad y la introducción progresiva de diferentes texturas, cuidando crear hábitos de nutrición adecuados.
Etapa de 12 a 24 meses
Es importante saber que en esta etapa los niños no pueden ni deben comer como los adultos. Los niños requieren mayor cantidad de energía y mayores necesidades de hierro, yodo, zinc, vitamina D y ácidos grasos esenciales pero debemos cuidar su dieta y evitar los excesos.
En la actualidad en nuestro país, los niños en esta etapa tienen un consumo exagerado de proteínas de origen animal lo que se relaciona con la obesidad futura. Ingieren gran cantidad de sal que produce hipertensión futura; un exceso de azúcares que se relaciona con síndrome metabólico y las caries dentales. Ingieren gran cantidad de grasas saturadas que se relaciona con riego coronario y presentan deficiencias en el consumo de vitamina D y yodo.
En esta etapa se desarrollan neofobias (rechazo a alimentos) lo que hace difícil establecer hábitos de alimentación adecuados, por eso la importancia de introducir progresivamente diferentes texturas, variar la dieta y ofrecer frutas y verduras con paciencia y de manera reiterada.
En general, es durante en estos mil días cuando es esencial garantizar una nutrición óptima para consolidar una correcta salud a largo plazo.•
Dra. Xiomara Martín
Pediatra de Hospiten Roca San Agustín y centro de especialidades Médicas Vecindario