Ejercita el músculo del amor
Noticia publicada el 18-06-2018
Hoy me gustaría hablar sobre el orgasmo en la mujer, sobre cómo se produce y por qué ayuda tanto a nuestra zona perineal. Sí, has leído bien, los orgasmos son beneficiosos para tu suelo pélvico.
Esta sensación placentera ocurre a nivel físico global, aunque más especialmente en la zona genital, y tiene un componente emocional muy importante. Además, tiene características propias en cada sexo.
Según Masters y Johnson, es un breve episodio de liberación física del aumento previo de la tensión muscular, de la congestión sanguínea pélvica y de la sensación corporal de excitación, y la percepción subjetiva de este clímax.
El orgasmo pasa por 4 fases:
El deseo, que nos hace tener ganas de iniciar una actividad sexual. Se activa por medio de estímulos hormonales (testosterona) y, especialmente en la mujer, por factores emocionales. La fase de excitación, que se evidencia por cambios isiológicos como aumento del ritmo cardíaco, del flujo sanguíneo hacia la pelvis, de la lubricación. En este período hay un punto de no retorno hacia el orgasmo. El orgasmo es un conjunto de reacciones físicas, entre ellas, contracciones musculares intermitentes de la musculatura estriada de la pelvis y de la musculatura lisa de los órganos. La fase de vuelta a la calma, en la que hay relajación muscular y bienestar general.
Son las fases de excitación y del orgasmo las que nos interesan especialmente para mejorar la calidad de nuestro querido suelo pélvico. En éstas, el aumento de vascularización genital afecta tanto a los tejidos como a la musculatura. Por ello, la vagina se nota más estrecha y hay más fricción, y los músculos también aumentan su irrigación y volumen.
En todo este proceso hay un músculo especialmente importante: el pubocoxígeo, tambien llamado músculo del amor. Se extiende desde el pubis al coxis y es el que principalmente se contrae durante el orgasmo. Al estar sano, la mujer experimentará mejores orgasmos, ya que si este músculo tiene más volumen y mejor vascularización será capaz de generar más y mejores contracciones, aumentando el placer.
Por un lado, los orgasmos activan la zona y hacen que trabaje, por otro lado, el tener la musculatura potente también hará que el placer sea mayor. Un círculo vicioso de lo más interesante si además el premio es tener mayor disfrute.
Así pues, supongo que ahora te parecerá interesante tener este músculo en plena forma ¿no crees? Los ejercicios de Kegel hacen que este músculo trabaje.
¿Qué son los ejercicios de Kegel?
Son contracciones de la musculatura estriada del suelo pélvico y más concretamente del músculo pubocoxígeo.
Para poder trabajar correctamente nuestra zona perineal necesitamos antes ponerle cara, para ello es sumamente importante que cada mujer conozca sus genitales y que entienda qué zona debe trabajar y cómo se hace correctamente.
El gesto que se realiza es el mismo que haríamos si quisiéramos cortar la orina o evitar la salida de un gas, el contrario a empujar. Asegúrate de hacer el movimiento correcto y, si no lo tienes claro, siempre puedes confirmar que lo haces bien en cualquier revisión.
Me encuentro con frecuencia mujeres que no realizan correctamente esta técnica, bien porque hacen el gesto contrario (empujar) bien porque contraen además otros músculos que no tienen nada que ver con el suelo pélvico (abdominales, glúteos, aductores...). En general, lo correcto sería realizar de 10 a 20 contracciones de 2 o 3 segundos de duración, 3 o 4 veces al día.
Además los ejercicios de Kegel son una de las técnicas indicadas para prevenir y mejorar la incontinencia urinaria de esfuerzo, la evidencia científica es clara al respecto. Así que ya tienes dos razones de peso para poner en forma tu periné.
En líneas generales, estos ejercicios son beneficiosos para todas las mujeres, también para las embarazadas, ya que mantienen activa la musculatura en un momento crucial evitando la pérdida de fuerza, previniendo la incontinencia urinaria y ayudando a la descongestión de la zona. Como excepción podemos nombrar a aquellas mujeres que tienen una hipertonia (exceso de tono que generalmente cursa con molestias en las relaciones sexuales).
Debo añadir que hay que tener cuidado con el uso de técnicas de supuesto fortalecimiento de suelo pélvico o de dispositivos intravaginales específicos para la zona (bolas chinas, vibradores... ) en muchos casos es contraproducente y provoca un empeoramiento de los síntomas. Vamos a poner dos ejemplos, imagínate una mujer que tiene mucha tensión en su suelo pélvico. Si introduce un dispositivo vaginal que activa la zona probablemente está aumentando esta hipertonía, por el contrario, otra que tiene demasiado bajo tono puede que el peso de lo que introduce dañe más que beneficie.
Para nuestro cuerpo no sólo la fuerza es importante, de hecho no nos sirve de nada una musculatura muy trabajada que cuando se la necesita no reacciona. Para que se entienda a dónde quiero llegar tenemos que hablar del llamado “core”.
¿Qué es el core?
Traducido del inglés como “centro o núcleo de nuestro cuerpo”, está compuesto principalmente por el suelo pélvico, el transverso abdominal, el diafragma, oblicuos del abdomen, cuadrado lumbar y los multífidos. Diferentes músculos que se sitúan en el tronco creando una especie de corsé que tiene unas funciones fundamentales en el organismo como estabilizar la columna vertebral y la pelvis, control postural, protección frente a impactos y lesiones.
Sin que seamos conscientes, estos músculos deberían comportarse como un equipo trabajando todos juntos de manera automática y es primordial que el suelo pélvico esté sano ya que es la base de este corsé. A veces tenemos una musculatura potente pero cuando necesitamos que se active para proteger al cuerpo, por ejemplo ante una tos, un estornudo, un salto o un abdominal, no lo hace correctamente. Así, con el tiempo, la carga de demasiada presión en los órganos pélvicos puede provocar incontinencia urinaria, descenso de los órganos o daño en articulaciones y ligamentos, entre otros. Es común que me encuentre en consulta con mujeres que tienen esta problemática ya sea por un embarazo, por el parto o posparto, posiciones en el trabajo, inactividad física, deporte de impacto, etc. Es necesario hacer un abordaje global para tener una óptima recuperación que repercutirá en la movilidad del suelo pélvico así como en la sensación durante el orgasmo.
Anorgasmia
Muchas veces la anorgasmia o ausencia de orgasmos tiene un origen psicológico pero otras, la causa puede ser debida a un daño físico que se perpetúa como es una episiotomía, un aumento de la tensión o al contrario un excesivo debilitamiento, también rigidez del tejido tras un tratamiento de radioterapia o la menopausia, entre otras. Generalmente, cuando se trata la zona la mejoría de los tejidos es notable y repercute también en la vida sexual y los orgasmos.
En una reciente revisión de 34 estudios, las cifras de mujeres que no tenían orgasmos oscilaba entre un 20 y un 50% y, en mujeres españolas esta incidencia es de entre un 5 y un 40%. Sorprenden estas cifras pero la realidad es que muchas veces la mujer vive en silencio este sufrimiento, bien porque lo consideran normal, inherente al parto, bien porque no saben que puede tener solución.
Aunque haya que poner restricciones en algunos tratamientos lo que está claro es que los orgasmos, además de ser una fuente de placer, son siempre una manera sana y natural de cuidar nuestra zona perineal.
¡Aprovecha al máximo el potencial que la naturaleza nos ha dado!•
Erika Amezcua Valmala
Fisioterapeuta especializada en Pelviperineología
Centro Médico Massana