"Baby Led Weaning"
Noticia publicada el 19-05-2016
A tod@s nos preocupa la alimentación de nuestros hij@s, pero en temas de alimentación, sobre todo de los bebés, hay muchas diferencias en función del pediatra que tengamos. Lo más habitual en la actualidad es que nos recomienden empezar por ciertos alimentos (cereales, fruta, verdura...) e ir agregando, de uno en uno, cada vez más variedad. Algunos pediatras empiezan por la fruta, otros por la verdura, otros por los cereales y existen tantas combinaciones como pediatras... Lo cierto es que estas recomendaciones no obedecen realmente a evidencias científicas sino que responden más bien a hábitos culturales, a las preferencias personales de cada profesional y a protocolos de incorporación de alimentos que fueron estipulados en su día y que tienden a perpetuarse por su propia inercia sin que nadie los cuestione.
Cuando el profesional de referencia nos da instrucciones tan concretas de qué darle de comer a nuestro hijo y en qué horario hacerlo es lógico que nos preocupemos si no conseguimos cumplir con “la tarea”. Si no toma todo lo que nos mandan, empezamos a creer que no come lo suficiente, entonces recurrimos al famoso juego del avión, cantamos, saltamos para que esa preciada cucharita de comida entre en su boquita y si no lo conseguimos, nos angustiamos. Pero, detengámonos a analizar un poco la situación: si durante 6 meses ha estado alimentándose a demanda y hemos confiado plenamente en que es capaz de indicarnos cuándo y cuánto quiere comer, ¿por qué dejaría de hacerlo ahora, con otros alimentos? Un día comerá una barbaridad y otro día no comerá absolutamente nada.
Nosotros, los adultos, hacemos lo mismo, hay días que nos comeríamos todo lo que nos echasen y otros días estamos desganados, sin embargo nadie nos pone una cuchara delante y nos obliga a comer, porque sería una falta de respeto hacia nuestra persona. Lo mismo ocurre con el bebé cuando le insistimos una y otra vez en que se coma una cucharadita más.
El pediatra Carlos González en su libro “Mi niño no me come” ya plantea esta cuestión, e indica que en la especialidad de pediatría realmente no hay un patrón común sobre cómo ni cuándo se debe empezar a introducir la comida.
Reflexionando e investigando sobre estas cuestiones fue que descubrimos el método de Baby Led Weaning en el libro de Gill Rapley con el título “El niño ya come solo”. Este libro plantea, básicamente, que en el momento que el niñ@ siente curiosidad por lo que tú estás comiendo y se mantiene sentado solo, se le empiece a ofrecer la misma comida que los adultos, haciendo ciertas adaptaciones para que pueda agarrarla bien.
Hay que tener presente que las primeras comidas con alimentos distintos a la leche materna (o de fórmula) deben considerarse como la introducción a un nuevo modo de comer y no como un sustituto de la leche. La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda que la lactancia materna sea exclusiva durante los 6 primeros meses, y a partir de esa edad se empiecen a introducir el resto de alimentos. La leche debe ser el alimento fundamental, cualitativa y cuantitativamente durante el primer año de vida y sigue siendo una fuente importante de nutrientes durante el segundo año y después.
Al igual que en otras fases del desarrollo infantil creo que es necesaria cierta flexibilidad en la introducción de la alimentación complementaria, no tod@s l@s niñ@s andan a los 12 meses, algunos lo hacen a los 10 y otros a los 18 meses, considerándose normal en cualquiera de los casos. Igualmente debería ser con la alimentación complementaria, esperar a que el bebé esté preparado, es decir que se mantenga sentado por sí solo y muestre interés por la comida, sin importar tanto los meses exactos que tenga.
Otro conflicto con el que nos encontramos es la forma de introducir los diferentes alimentos poco a poco, para que en caso de alergia se pueda localizar al alimento que la produce fácilmente. Esta forma de pensar, desde mi punto de vista carece de lógica alguna, se trata a l@s niñ@s como alérgicos hasta que se demuestre lo contrario. ¿Por qué mejor tratarles como “no alérgicos”? Ofrecerles de todo desde el primer momento y si hay alguna señal de alergia empezar a retirar los alimentos hasta dar con el que la genera. De hecho hay algunos estudios que empiezan a apuntar que la tardía introducción de ciertos alimentos puede ser un factor para el desarrollo de ciertas alergias y/o intolerancias.
Lo más lógico y natural es que se vaya familiarizando con la comida dejándole experimentar libremente las texturas, que toque, aplaste, se lo lleve a la boca, lo escupa… de esta manera también le estamos dando una gran oportunidad para que desarrolle su motricidad fina. Probablemente no coma prácticamente nada, pero eso no es un problema. Estamos en una etapa de transición, todo lo que no coma en forma sólida seguirá tomándolo de la lactancia. A medida que se lleve más comida a la boca, irá bajando gradualmente la cantidad de leche materna que tome. De hecho, desde este método, se recomienda primero ofrecer el pecho al bebé, y una vez que ha mamado, ofrecerle la comida sólida. Recordemos que la lactancia materna es el alimento primordial del bebé durante su primer año de vida, lo demás es “complementario”. A medida que vaya investigando irá dándose cuenta de que esonuevo que le ofrecemos también le quita el hambre, ¡vaya invento! Al igual que respetamos su ritmo para que aprenda otras actividades de la vida diaria, deberíamos respetar su ritmo para que vaya aprendiendo qué es la comida, para qué sirve y cómo se utiliza.
Tampoco vemos muy conveniente ofrecer todo en formato puré. Much@s niñ@s, cuándo más adelante se les empieza a dar comida sólida no les gusta masticar, les dan arcadas y no soportan encontrar ningún “tropezón” en su comida. Se han acostumbrado al “formato puré” y hay que comenzar otro proceso de adaptación. El origen de los purés para l@s niñ@s data de los años 50 cuando se creía que los bebés debían empezar con la alimentación complementaria a partir de los 3 meses. Evidentemente a esa edad no están preparados todavía para coger, masticar y tragar, pero sí a partir de los 6 meses. Sin embargo, está tan extendido en la sociedad el uso de los purés en niñ@s que generalmente es lo que se sigue haciendo creyendo que no están preparados para comer sol@s. Aunque no tengan dientes sus encías sirven perfectamente para desgarrar y masticar.
Lo qué más suele preocupar y asustar a los padres/madres es la posibilidad de atragantamientos. Debemos sentirnos tranquilos mientras el bebé manipula y come ya que en caso contrario le transmitiremos nuestro nerviosismo. Normalmente cuando se atragantan son capaces de volver a echar la comida hacia afuera mediante tos o arcadas. Cuando existe una obstrucción de la vía aérea que impide la normal entrada y salida de aire (atragantamiento) el organismo reacciona tociendo. La tos es el mecanismo de defensa para expulsar el cuerpo extraño. Si esto le sucede a tu hijo, no tienes que intervenir, solo esperar unos segundos a ver si lo soluciona solo. Podemos animarle mostrándole cómo hacerlo (carraspear o toser) pero nunca dar golpes en la espalda, esto empeoraría la situación. Será con tu propia experiencia como irás cogiendo confianza en la capacidad de tu bebé de solucionar estas situaciones.
Es importante que establezca una buena relación con la comida, que sea lo más sana posible, variada, hecha en casa, sin tanto precocinados (a la que lamentablemente nos estamos inclinando cada vez más), que pueda y sepa distinguir qué es una alimentación sana. Al comer lo mismo que los adultos, se sentirá totalmente integrado y realizará este aprendizaje por imitación, además ¡no tendrás que estar cocinando “comida especial” para el bebé!
Como ya he comentado, el libro “El niño ya come solo” de Gill Rapley, que les recomiendo lean, explica en profundidad todas las pautas a seguir, resumo aquí algunas:
- Empezar a ofrecer los alimentos cuando el bebé siente curiosidad por ellos y ya se mantiene sentado solo (evitará atragantamientos graves). Esto suele ocurrir alrededor de los 6 meses. La clave es respetar su ritmo.
- Ofrecer los mismos alimentos que los adultos.
- Comer, siempre que se pueda, en compañía del adulto.
- Nunca dejar al niño/a comiendo sólo.
- No ofrecer frutos secos enteros hasta los 3 años (pueden provocar asfixia) pero sí se los podemos ofrecer molidos o en trocitos acompañando la comida.
- Ofrecer siempre la comida entera, para que el bebé la agarre bien con el puño y sobresalga por arriba. Con 6 meses todo lo que quede dentro del puño no lo podrán comer, porque todavía no tienen la coordinación necesaria para abrir la mano y llevárselo a la boca.
- Que sea el bebé el que decida qué trozo coge y no nosotr@s los que le demos el trozo que nos parece, ya que de esa forma podemos causar algún atragantamiento.
- Personalmente, a los alimentos redonditos y pequeños, como los garbanzos, guisantes, etc… al principio les rompía un poco la forma, para evitar que se pudiese atragantar.
- El mejor “formato” para ofrecer los alimentos tanto desde el punto de vista del atragantamiento como del agarre del propio alimento es en gajos (papas, aguacates...), palitos (zanahoria, pepino…), entero (pera, plátano, muslo de pollo, brocoli hervido o al vapor…)
- Al comer lo mismo que los adultos tendremos que adaptar un poco nuestra comida, evitando el exceso de picante y añadiendo la sal sólo a nuestros platos mientras el bebé tenga entre 6 y 12 meses. Un exceso de sal en ningún momento es bueno, pero nosotros tuvimos especial cuidado hasta el año.
Nunca hemos forzado a nuestro hijo a comer, ni hemos tenido una pelea, enfado o preocupación con la cantidad de comida que come, confiamos plenamente en él. Creemos que es la forma más lógica de introducir los sólidos a los bebés. Animo a tod@s a probar, a su ritmo y de la forma que el día a día se los permita, esta forma respetuosa de introducir la alimentación sólida en la dieta de tu hijo.•
Jeni Rodríguez
Mamá de Bruno (2011) y Max (2015)
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