Disciplina positiva

Noticia publicada el 16-09-2016

El modelo de educativo conocido como “Disciplina positiva” está basado en el trabajo de los psiquiatras Alfred Adler y Rudolf Dreikurs, que plantearon un cambio conceptual muy importante en cuanto a la educación autoritaria. En 1920, el Dr. Adler introduce la idea de educar a los padres en la sociedad estadounidense. Invita a tratar a los niños con respeto pero, argumenta que consentirlos y sobreprotegerlos tampoco es alentador para ellos y podría producir problemas sociales y de comportamiento. Dreikurs y Adler se refieren al acercamiento de amabilidad y firmeza en la educación como “democrático”, comprendiendo la importancia de mantener la dignidad y el respeto por todas las personas, incluyendo los niños.

En los años 80, este modelo pedagógico fue desarrollado por las psicólogas Lynn Lott y Jane Nelsen, quien  escribe su primer libro “Disciplina Positiva”, en 1981.

Esta corriente educativa sirve para todas las familias y el mejor ejemplo de ello es conocer la historia de cómo Lynn Lott y Jane Nelsen fueron atraídas por ella.
En 1969, cuando su primer hijo tenía 6 meses, Lott leyó un libro llamado “Hijos: el reto”, por Rudolf Dreikurs. Ese libro le cambió la vida. En aquella época, en los Estados Unidos, era muy común la formación de grupos de padres dirigidos por voluntarios con el fin de estudiar contenidos de algún libro en particular. Lott buscó el grupo que trabajaba con este libro y asistió. Se enamoró de estos sistemas a tal punto que comenzó la labor de voluntaria. Llegó a esta filosofía como madre de familia y pudo aplicar todos los conocimientos, incluso, a su práctica como terapeuta.

Nelsen, por esa misma fecha, se sentía un fracaso como madre. Era tan autoritaria que ni ella misma se soportaba, y luego era tan permisiva hasta el punto de que no soportaba a sus hijos. Su toma de consciencia llegó el día que se oyó a sí misma gritarles “Os he dicho un centenar de veces que recojáis los juguetes”. En ese momento reflexionó sobre quién era el auténtico “tonto”, y no eran sus hijos, sino ella, que había tardado un centenar de veces en darse cuenta de que su actitud no daba resultado. La frustración que sentía era aún mayor dado que estudiaba el último curso de Desarrollo infantil en la universidad y veía que no tenía recursos suficientes. Se desanimaba cuando los libros no le proporcionaban la ayuda que necesitaba para poder educar a sus hijos. En el último semestre de sus estudios, totalmente desesperada, se apuntó a una clase porque oyó que no enseñaba nuevas teorías, sino solo una, la “psicología Adleriana”, que incluía métodos prácticos para ayudar a que los niños aprendieran auto-disciplina, responsabilidad, cooperación y habilidades para resolver problemas. Cuenta que puso todas las esperanzas allí y que a pesar de su actitud de “sí, pero…”, descubrió que los métodos de Dreikurs y Adler eran efectivos.

Muchas familias se plantean cómo saber si están aplicando Disciplina Positiva en sus hogares. Hay una manera de saberlo: cuando se enfrenten a un reto o desafío en la relación con sus hijos y ofrezcan una respuesta, pueden pasarle el filtro de las cinco características de la Disciplina Positiva:

1 ¿Ayuda a los niños a sentirse importantes? (conexión)
2 ¿Es respetuosa y alentadora? (firme y amable a la vez)
3 ¿Es efectiva a largo plazo? (el castigo funciona a corto plazo, pero tiene efectos negativos a largo plazo)
4 ¿Enseña habilidades sociales y de vida para formar personas íntegras? (respeto, empatía, cooperación, resolución de problemas, contribución, etc.)
5 ¿Lleva a los niños a descubrir sus capacidades? (alienta el uso constructivo del poder personal y autonomía)
Si las respuestas a estas preguntas son afirmativas, estamos aplicando disciplina positiva, si existe alguna negación o duda, deberemos seguir poniendo nuestros esfuerzos como familias en el aprendizaje de herramientas efectivas para cumplir esas características.

Educar con cariño y firmeza al mismo tiempo no solo es posible, sino que es necesario para nuestra salud mental. Esta es la visión respetuosa de la Disciplina Positiva, una filosofía cuya principal misión es ayudar a que la vida del ser humano mejore. Adultos y niños conviviendo en un clima alentador y horizontal que permita un normal desarrollo social y emocional mutuo.•

Eva Salgado
Coach infantil, familiar y educativo
Facilitadora de disciplina positiva

Volver