Construyendo Salud

Noticia publicada el 12-03-2015

En el reciente VIII Congreso Nacional de Lactancia Materna titulado “Construyendo Salud”, celebrado los días 26, 27 y 28 de febrero en Bilbao, con ponentes nacionales e internacionales de reconocido prestigio que están a la vanguardia de la investigación en lactancia se ha hablado de los numerosos beneficios de amamantar, unos ya conocidos y otros menos, pero se ha puesto mucho énfasis en destacar que es un asunto de prioridad en la promoción de la salud física y mental de los individuos, así como de prevención de enfermedades.

Está comprobado científicamente que la leche materna reduce el riesgo de morbilidad neonatal. Cada mamífera tiene una leche específica para el crecimiento y desarrollo de su cría. Lo que diferencia al ser humano del resto de los mamíferos es el cerebro, que es más grande y más complejo. Como el cerebro humano nace más inmaduro que el resto de los mamíferos, la leche humana tiene menos cantidad de proteínas (de lo contrario el cerebro crecería muy rápido) y más lactosa y triglicéridos que las otras leches no tiene.

Un estudio reciente relaciona la lactancia materna con el desarrollo de la sustancia blanca del cerebro (es la parte del sistema nervioso central compuesta de fibras nerviosas que contienen axones que son los encargados de la transmisión de información a otra célula nerviosa). Cuando se comparan niños que han sido amamantados con otros alimentados con leche artificial se encuentran diferencias. Lo que nos indica que la leche materna tiene también lo necesario para un desarrollo óptimo del cerebro. La leche materna, por lo tanto, es crucial para los bebés prematuros puesto que en el último trimestre del embarazo es cuando más crece y se desarrolla el cerebro.

La leche humana también tiene componentes antiflamatorios, antioxidantes y bacterias esenciales para “colonizar” el intestino “programando” la salud futura del individuo. En cambio, la leche de fórmula contiene sustancias que interfieren en la regulación de procesos inflamatorios intestinales aumentando el riesgo de enfermedades autoinmunes, inflamatoción intestinal, obesidad, cáncer...

La nutrición del bebé comienza en el embarazo, cuando traga líquido amniótico (hasta 750ml al día) rico en bacterias (probióticas) que le van a servir de protector gastrointestinal. Como sabemos, el aparato digestivo de un recién nacido es inmaduro y el calostro (la primera leche materna) que curiosamente se parece en composición al líquido amniótico, tiene factores de crecimiento y genes (células madre) que ayudan a su maduración. Es muy importante que un recién nacido tome calostro, porque le va a ayudar al crecimiento, desarrollo y protección contra enfermedades de todo el sistema gastrointestinal para el resto de su vida.

Es tan importante la aportación que hace al recién nacido el calostro que la Dra. Meier (Neonatóloga) recomienda a las madres que no desean amamantar, que se animen a dar el pecho al menos los primeros días -“Tú calostro es totalmente distinto a la leche madura y no tiene el mismo efecto mezclado con lactancia artificial”. Por lo tanto, se aconseja, en aquellas situaciones en las que sea indispensable suplementar con leche de fórmula, separar las tomas de leche materna y de fórmula, es decir, que pase cierto tiempo para no mezclarlas.

Lo que nos aportan los últimos descubrimientos sobre el microbioma en la leche humana (bacterias “buenas” que conviven con nosotros) es que la leche materna no es sólo alimento (nutrientes) sino también es protección ante enfermedades.

Otro aspecto importantísimo a remarcar es la importancia del contacto piel con piel en la primera hora de vida. No se debe separar al bebé de su madre, incluso en cesáreas. El recién nacido necesita de su madre al nacer. La ciencia ha demostrado que este contacto hace que el ritmo respiratorio se establezca antes, que se mantenga una mejor temperatura corporal y adecuados índices de glucosa, además de que se les evita el estrés y por tanto sus herramientas primitivas estarán potenciadas y lo llevarán a mamar. Esto sin mencionar los efectos en el vínculo afectivo y la respuesta maternal.

Existen encuestas que reflejan que el 85-90% de las mujeres desean dar el pecho, pero, hoy en día en España, sólo un 29% sigue amamantando a los 6 meses. Se presentaron estrategias para aumentar en los hospitales el inicio precoz de la lactancia materna, prácticas hospitalarias que fomenten el contacto piel con piel, formación de todo el personal sanitario, eliminar barreras físicas, reducir cesáreas o inducciones sin indicación médica, porque se sabe que la manera de nacer influye en estas cifras de lactancia.

También se habló de la necesidad de cambiar la política de conciliación familiar, puesto que estamos hablando de la promoción de la salud y prevención de enfermedades en la sociedad gracias a la lactancia materna. Tenemos que facilitar que las madres puedan dar el pecho. Una baja maternal de sólo 16 semanas, como la que tenemos en España, contradice totalmente la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS): Lactancia materna exclusiva recomanda al 100% de los bebés hasta los 6 meses.

La educación maternal es fundamental, existen estudios que demuestran que una embarazada que acude al menos a dos clases sobre lactancia materna, sienten que conocen mejor la fisiología, confían en su cuerpo, deciden dar el pecho y saben donde encontrar apoyo si lo necesitan•

Laura Moya
Matrona

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