Desmitificando la tos

Noticia publicada el 23-04-2018

La tos es uno de los motivos más frecuentes de visita al pediatra y, en muchas ocasiones, por desconocimiento, temor, ansiedad familiar o por alargarse en el tiempo, se tiende a demandar y prescribir fármacos de forma inadecuada.

La tos es un mecanismo de defensa que desempeña un papel fundamental en la protección de nuestro sistema respiratorio ayudando a permeabilizar la vía aérea frente a secreciones, cuerpos extraños y vencer el bronco-espasmo. Así, niños sanos en edad escolar pueden llegar a toser hasta una treintena de veces al día sin que suponga patología alguna.

Se define como tos aguda a aquella inferior a cuatro semanas o tos crónica cuando persiste más de cuatro u ocho semanas. Por otro lado, también se puede clasificar según su calidad y su patrón en “seca” cuando no moviliza secreciones, “productiva” y “perruna” (en este caso la parte anatómica afectada es la laringe y además se suele acompañar de afonía y ronquera).

Aunque se presenta durante todo el año, la tos es más frecuente en otoño-invierno. La causas más comunes de tos aguda son de de las infecciones de vías respiratorias altas secudarias como el catarro, la nasofaringitis el o resfriado común a procesos víricos banales. Su presentación está inversamente relacionada con la edad: los niños en etapa escolar pueden desarrollar en torno a 3-10 episodios anuales y en los más pequeños, especialmente los que asisten a guarderías, pueden llegar a ocasionar un episodio mensual.

No existe un fármaco eficaz por lo que su curación pasa por el desarrollo progresivo de la inmunidad y el alivio sintomático. Dentro de estas medidas se encuentran:

• los antitérmicos: Ibuprofeno y Paracetamol, a dosis prescritas según el peso del paciente.
• el tratamiento postural: elevar la cabecera de la cama
• ofrecer hidratación oral con frecuencia, especialmente líquidos tibios.
• evitar la exposición al humo de tabaco.
• los lavados nasales con suero salino que ayudan a hidratar el moco y facilitan su salida a través de la fosa nasal.


Respecto a los lavados, se suele recomendar su realización previa a las ingestas (4-5 diarios) y antes de acostarse, siendo ideal mostrar alguna de las técnica en consultas, especialmente para padres que aún no estén familiarizados: se tumba al niño boca arriba con la cabeza lateralizada, se presiona el suero a nivel de la narina superior mediante jeringilla o en monodosis y, posteriormente, se repite el mismo proceso a través de la otra narina.

Otros medicamentos utilizados son los anticatarrales entre los que destacan los antihistamínicos, descongestivos, antitusígenos y mucolíticos-expectorantes. La mayoría de ellos no tienen acreditada su eficacia y lejos de producir beneficios, son la segunda causa de intoxicación en niños menores de 4 años en España, según ha recogido el Grupo de Trabajo de Intoxicaciones de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría.

Por último, los antibióticos no son efectivos pues su diana terapéutica son los agentes bacterianos y en ningún caso los virus.

La tos es un mecanismo de defensa. Las infecciones respiratorias de vías altas no requieren un tratamiento específico y, en caso de precisar, lo indicado es el automanejo mediante el uso de antitérmicos, medidas higiénicas, posturales y desobstrucción nasal, evitando el uso de anticatarrales.

Se deben vigilar síntomas de alarma: dificultad respiratoria (respiración agitada, bamboleo abdominal, si se marcan las costillas o se hunde el esternón), fiebre con duración mayor a 72 horas, dolor de oídos o cuadro prolongado de tos y mucosidad de más de 15 días. En caso de aparecer, se recomienda acudir nuevamente al Servicio de Urgencias para descartar patologías más graves como pueden ser la presencia de crisis asmática, neumonía o sobreinfecciones bacterianas.•

María Cabrera
Pediatra
Servicio de urgencias de
Hospiten Roca San Agustín

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