¿Trabajas o amamantas?

Noticia publicada el 09-12-2017

Incorporarnos al trabajo no debería ser la causa para destetar a nuestro bebé.

La maternidad es una verdadera montaña rusa (vértigo incluido) y los primeros meses parece que alguien le da al botón de la intensidad. Seguramente, no estoy contando nada nuevo y es ya una especie de mantra que solemos leer y comentar en petit comite. Pero no me cansaré de compartirlo porque, en numerosas ocasiones, las expectativas que se generan sobre la maternidad no nos permiten entrar en esta etapa de transformación con la calma, confianza y sosiego que requiere.

Uno de los momentos que genera más ansiedad e incertidumbre es la incorporación a nuestros puestos de trabajo. Aún no hemos llegado a establecer un sistema laboral, económico y social que nos permita diseñar y valorar de qué forma y cuándo retomar nuestra actividad (si es que deseamos volver a hacerlo). La oportunidad de elegir, por desgracia, no es una realidad para la mayor parte de las familias en nuestro país. Si, además, hemos decidido dar lactancia materna exclusiva y a demanda a nuestro bebé, la vuelta al mundo laboral parece establecer una incompatibilidad insalvable.

¿Sorprende? No cuento nada nuevo. En el 2016, la Revista Española de Salud Pública (N. Marta Díaz-Gómez et al.) publicó un estudio acerca de las motivaciones y barreras percibidas por las mujeres españolas en relación a la lactancia materna. El principal motivo de las madres para elegir la lactancia artificial fue la incorporación inmediata al trabajo. En un 43,1% señalaron que el principal inconveniente era lograr combinar la lactancia materna con la actividad laboral, aunque el 75% consideraba que la lactancia era lo más natural para ellas. Somos conscientes de que es urgente realizar cambios en cuanto a la famosa “conciliación laboral”, pero mientras, el momento personal de decidir nos llega, y es justo ante la oleada de dudas que surge cuando más debemos confiar en la decisión que tomamos acerca de cómo queremos alimentar a nuestros hijos.

La lactancia materna exclusiva es compatible con la vida laboral. Sí, requiere algunos ajustes y esfuerzo, pero es totalmente viable. Lo ideal sería poder alargar nuestra baja maternal lo máximo posible. Dependiendo del convenio laboral de nuestra empresa, en algunos casos se puede unir con las vacaciones pendientes, en otras se puede acumular las horas de lactancia materna que corresponden por ley y en los mejores casos, ambas cosas. Esto nos permitiría incorporarnos cuando el bebé se acerca o ya ha cumplido los 6 meses aproximadamente y entra en la etapa de la alimentación complementaria, lo que ofrece una variedad de “opciones gastronómicas” a la persona que cuide del peque en nuestra ausencia. Básicamente, la tranquilidad de poder recurrir a fruta o cereal si el bebé decide regar con leche todo el salón. De igual modo, si no logramos acceder a la alternativa de alargar el descanso maternal ¡que no cunda el pánico! Vamos a ver algunas ideas que podrían ser útiles para este momento:

Montarnos una bodega: ¡no se vengan arriba! nada de vinitos. Cuando sepamos la fecha aproximada en la que nos vamos a incorporar, podemos empezar a utilizar el sacaleches para preparar un pequeño almacén. Un mes antes sería suficiente, no tenemos que llenar el congelador, se trata de tener una pequeña reserva para que al comenzar a trabajar no nos agobiemos realizando extracciones de leche intensivas cada día. El extractor, si es eléctrico, mejor, pero si ya tenemos uno o nos prestan, perfecto ¿Cómo almaceno la leche y cuánta cantidad? Es difícil conocer con exactitud cuánto come un bebé en cada toma, así que vamos a almacenar cantidades pequeñas, de 50 ml o de 100 ml. De este modo, vamos sacando envases de uno en uno y si finalmente no hace la toma completa de 100 ml, por ejemplo, al menos no desecharemos una cantidad importante de leche ¡que bastante cuesta extraerla! (puedes ver esquemas y recomendaciones de cómo almacenar y calentar la leche materna en la web de La Liga de la Leche España o en Alba Lactancia Materna). En el trabajo, si queremos, podemos seguir extrayendo leche para evitar “la sobrecarga” en los pechos. Recuerda llevar tu extractor, bolsitas o recipiente de almacenamiento y una neverita con bloque de hielo para mantenerla.

¿Biberón? ¡Ni en pintura!: uno de los temas más recurrentes... Muchas mamás comentan que cuando quien se queda a cuidado del bebé le ofrece la leche extraída en el biberón, se niega rotundamente, aplasta la tetina, la empuja hacia fuera con la lengua... Debemos entender que la succión que se realiza para extraer la leche del pecho es muy distinta a la que se realiza con la tetina del biberón y no es lo mismo que la tetita de mami, de modo que la batalla está servida. Si cambiar de tetina (existen algunas marcas que ofrecen tetinas con un sistema de succión parecido al que se realiza en la lactancia materna) no funciona, podemos probar con otras opciones como una jeringa (¡sin aguja, claro!) una cucharita, una tacita pequeña (existen algunas adaptadas) o incluso, en bebés de 5 o 6 meses, hasta una cañita o pajilla pequeña, por supuesto siempre a su lado (se los dice una mami cuyo peque se tomaba su leche en un vasito con cañita ¡tipo cóctel!).

Control, control y control: ¡cómo nos gusta un buen reloj y un control exacto de cantidades cuando tenemos un bebé! Pero una de las cosas que vamos aprendiendo con la lactancia materna a demanda es que es eso, a demanda, cuando el bebé quiere y no cuando mi reloj me lo dice y en la cantidad que quiera, que encima no puedo saber, porque no veo a través del pecho (¡qué locura, a quien se le ocurre!). Cuando nos vamos a trabajar, la alimentación sigue siendo a demanda y la persona que cuide del peque debe comprenderlo y estar tranquilo al respecto. Algunos días tomará todo lo que se le ofrezca, otros la mitad y algunos puede suceder que no quiera tomar nada ¡¿Cómo?! Pues sí, algunos bebés de lactancia materna, al principio, prefieren esperar a que vuelva mamá (sobre todo cuando tiene media jornada o reducida, que va aprendiendo que no tarda tanto en volver) y tomar su leche de la tetita a la temperatura exacta y con ese olor que tanto les fascina. Es una especie de “huelga”, prefieren esperar que llega mamá y aprovechan la tarde o la noche para mamar un poco más.

Alimentación complementaria ¿puedo si no ha cumplido los 6 meses?: como contaba, lo ideal es la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, pero muchas madres plantean la posibilidad de comenzar antes por el tema de la vuelta al trabajo. En ese caso, consultar con el pediatra. Puedes informarte más en el artículo “Más allá de la lactancia materna. Baby Led Weaning”, en la página 24 de esta revista.

Si has decido alimentar a tu bebé con lactancia materna, confía en tu decisión, nuestro ritmo de vida parece no dar cabida a elecciones tan vitales como estas, pero es posible y solo requiere de algunos ajustes, y sobre todo, confiar, confiar y confiar. Ninguna sabemos de lo que somos capaces hasta que tomas una decisión con la firme convicción de que no es solo lo mejor para tu familia, es lo mejor para toda una sociedad. ¡Feliz vuelta al trabajo y feliz lactancia!

Yadily Magdalena Rivero
Mamá lactante (32 meses)
Enfermera y Gestora del Centro Garúa
Monitora de lactancia y enamorada de la posibilidad de formar, apoyar, sostener y ayudar


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