Primerizo por segunda vez

Noticia publicada el 23-08-2017

Da igual de que parte del mundo seas, cual sea tu creencia, edad o cultura, si eres hombre y tienes un hijo, sí o sí has sido padre primerizo. Y hay que reconocerlo, algunos más y otros menos, pero es una etapa en la vida llena de incertidumbres que va desde la cara de bobo que se te queda cuando te dan la noticia hasta, un rango de dos meses a una año luego del nacimiento, cuando caes que ya lo eres.

Tanto si eres de los que se implican en el embarazo, como de los que no, habrás notado que desde el principio hay cambios. En mi caso, tanto en nuestra relación de pareja como en el hogar, fueron significativos. Saqué mi veta artística y me puse a decorar y preparar el hábitat para recibir a la criaturita. Me puse en ‘modo manitas’ y empecé a pintar objetos infantiles en las paredes de la habitación, colgué apliques de luz, armé y decoré la cuna, puse estanterías con libros de fábulas infantiles y colgué cortinas. Dejé el lugar completamente habitable y cómodo. Lo sé porque, durante el primer año que duró la lactancia de mi hijo, fui yo quien disfrutó de ese espacio mientras el peque se acomodaba en mi cama junto a su madre.

También sufrí variaciones en mis aficiones. Vaya a saber qué se le despierta a uno en el subconsciente, pero de repente ya no visitaba tiendas de electrónica para ver las novedades sino que me conocía al detalle los tipos de rodamientos que utilizan las distintas marcas de carritos para bebés. Ni hablar de cómo cambia la compra del supermercado. Todavía recuerdo la cara con que me miró la dependienta cuando le pregunté por los discos protectores para pezones -“Es que hago mucho running y se me irritan con el roce de la camisa”- le dije. Menos mal que no tuve que preguntar por los pañales. El broche de oro viene con todo lo relacionado al cuidado del niño. Yo no sé quién diseña la ropa para bebés, pero está claro que su uso debería ser una troncal universitaria. Tu coges un ‘body’ y no sabes si la criatura tiene que entrar por arriba o por abajo, del derecho o del revés.

Por suerte el tiempo pasa, el niño va creciendo y uno va dejando esa sensación de primerizo atrás. Las cosas se van acomodando, uno regresa a dormir en su cama, hasta que una mañana de sábado se te vuelve a poner esa cara de bobo cuando te enteras que tu hijo tendrá una hermana. Es en ese momento, entre nuevas incertidumbres, que te sientes primerizo por segunda vez.•


Leandro Trilnick
Dos veces padre primerizo

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