El sol de la infancia

Noticia publicada el 08-06-2016

El sol es imprescindible para vivir. Nos proporciona muchos efectos beneficiosos sobre la salud, ya que incrementa los niveles de vitalidad y sensación de bienestar (no me digáis que no cambia el humor con un día radiante), estimula la circulación sanguínea y baja la tensión arterial, favorece la síntesis de algunas vitaminas como la A y la D y mejora algunas enfermedades (algunas de ellas cutáneas). Sin embargo, una pequeña cantidad de luz solar es capaz de producir todos estos efectos beneficiosos, siendo el exceso de radiación solar muy nocivo para nuestra piel.

La radiación solar que llega a la tierra está formada por los rayos infrarrojos, la radiación visible y los rayos ultravioleta. Los rayos ultravioleta son los que causan los efectos indeseables, y de ellos se diferencian 3 tipos: los A (UVA), los B (UVB) y los C (UVC). Los que más llegan son los UVA, ya que una parte importante de los B y sobre todo de los C son absorbidos por la capa de ozono. Aunque inicialmente se pensaba que quizá los UVA no eran perjudiciales, y por ello durante un tiempo se reprodujeron como setas los centros de bronceado promulgando que los UVA no eran peligrosos; ahora se sabe que sí, que los UVA pueden causar también lesiones en la piel.

El índice ultravioleta es el pronóstico diario de los niveles de radiación ultravioleta. Conocer el índice sirve para prevenir la sobreexposición, aunque en algunos momentos puede ser un dato de perogrullo, pues en pleno verano y a pleno sol, ya se sabe que el índice va a ser alto y que habría que evitar la exposición sobre todo a las horas del mediodía. El Servicio de Metereología Nacional aporta este dato y se puede consultar en internet y en algunos periódicos.

Respecto a los fotoprotectores, hay que saber que ninguno protege completamente, sólo son una medida más, debiendo complementarse con ropa adecuada, gorras y sombrillas. El factor de protección solar que exhiben dichos productos sólo indica protección frente a los UVB. Y además hay que tener en cuenta ponerlo correctamente, de forma generosa y homogénea sobre piel seca unos 20 minutos antes de la exposición solar. Mejor crema que loción.

Muchos de nosotros un día de estos nos pasaremos por la farmacia (o el súper) a buscar un producto fotoprotector. Mientras que en algunos países como Estados Unidos, los productos fotoprotectores se consideran medicamentos y siguen unas rigurosas normas de seguridad, en Europa son considerados productos cosméticos y la legislación es un poco más laxa. No obstante desde el año 2008 se aplican de forma opcional unas recomendaciones de la Comisión Europea en el etiquetado de los productos y es lo que recomiendo buscar, sea la marca que sea.

Las normas de etiquetado deben incluir:
• Remarcar que no protegen al 100%. Prohibido incluir términos como “Pantalla total” o “Protección Total”.
• Especificar claramente el Factor de Protección y añadir si es débil, medio, alto o muy alto (el Factor de Protección indica protección frente a los UVB).
• Logotipo de caducidad o fecha de caducidad.
• Obligado logotipo de protección UVA e información de ambos tipos de protección cuya relación debe ser UVA 1/UVB 3 - Por ejemplo 30B/10A.
• Instrucciones de correcta utilización.
• Consejos básicos de protección.
• Información sobre riesgos de inadecuada exposición.
• Pictogramas que refuercen los riesgos de la exposición solar.

Guía para elegir un fotoprotector en la infancia
La exposición solar a la que estaremos expuestos la mayoría de las personas tiene lugar antes de los 18 años. Si además sumamos que durante la infancia la piel está “tierna” y en desarrollo, motivos de más para incrementar la protección.

Intentaré dar 4 pequeñas indicaciones sencillas para que podáis elegir qué tipo de fotoprotector es el más adecuado para sus hijos.


1. Tipo de filtro
Existen dos tipos de filtro, los inorgánicos o físicos (minerales) y los orgánicos o químicos. Un tercer tipo combina ambos tipos de sustancias.
Los filtros inorgánicos (minerales) actúan como barrera física, es decir, que “rebotan” la radiación solar. Las sustancias que se utilizan suelen ser el dióxido de titanio y el óxido de zinc, sustancias muy seguras.
Consideraciones: No dan fotoprotección por encima de factor 25, y suelen ser más “pringosos” y antiestéticos.
Los filtros químicos absorben los fotones de la luz solar. Existe controversia con algunas de las sustancias como el octocrileno, que están presentes en muchos de estos productos, sin embargo no se ha podido demostrar toxicidad.
Consideraciones: Pueden dar más reacciones de sensibilidad en la piel y no siempre hay formulaciones pediátricas.
Los filtros mixtos, que combinan filtros físicos y químicos, son muy utilizados en las formulaciones pediátricas. Se utilizan nanopartículas de filtros físicos para que estéticamente sean más “agradables”. Combinando ambos tipos, es posible conseguir factores de protección mayores.

Cómo elegir según la edad:
• Los menores de 6 meses no deben exponerse al sol. Su piel es extremadamente fina y sensible y no está indicada la aplicación de fotoprotector.
• Entre 6 meses y 2 años, la piel sigue siendo más delicada que la de un niño más mayor o la de un adulto. Para este grupo de edad, deben elegirse los filtros físicos.
• A partir de los 2 años pueden elegirse los filtros químicos o los filtros mixtos. Para algunos niños con problemas cutáneos, puede ser mejor seguir con los filtros físicos.


2. Factor de protección solar (FPS)
El factor de protección indica la potencia para defenderse de las radiaciones solares del fotoprotector. El factor de protección indica el grado de “defensa” contra los rayos ultravioleta B (UVB).
En los niños debemos elegir factores de protección altos o muy altos (superiores a 30).
Los fotoprotectores que combinan filtros orgánicos e inorgánicos pueden proporcionar un factor de protección 50, no así los que solo tienen filtros inorgánicos (minerales).


3. Radiaciones UVA
De los tres tipos de rayos ultravioletas, de los C no tenemos que preocuparnos mientras tengamos capa de ozono, sí de los UVA y UVB. El factor de protección indica protección UVB, así que en el envase debe indicar que también protege contra los UVA (muchas veces aparece UVA rodeado con un círculo).



4. Características acordes a las actividades de los niños
Los niños no paran quietos y les encanta el agua, así que los protectores deben ser resistentes al agua (de la playa, de la piscina, del sudor...). También en el caso de niños con pieles delicadas o atópicas, debe tenerse en cuenta esta condición y elegir un producto adecuado a sus necesidades. 



Resumiendo...
• Filtro pediátrico.
• Filtro físico en los más pequeños, químico o mixto a partir de los 2 años.
• Factor de protección alto o muy alto (por encima de 30 siempre).
• Que protejan frente a los UVA (esta palabra en un circulito).
• Resistentes al agua
• Para pieles atópicas o delicadas en caso necesario.
Y no olvidar...
• Aplicarlo 20-30 minutos antes de la exposición solar y luego cada 2 horas (o más si están muy remojados). Aplicar de ¡¡forma generosa!! y por todas las partes expuestas.
• Acordarse de todas las otras medidas de protección solar: evitar la exposición en horas “punta”, la ropa, las gorras o sombreros y las gafas de sol.
• Estamos educando.... así que como en tantas otras cosas, que nuestros hijos nos vean proteger nuestra propia piel al tiempo que los “machacamos” con el protector cada poco tiempo (lo sé, puede ser una guerra), es la mejor manera de asegurarnos su propia conciencia y autocuidado futuros.•

Amalia Arce
Médico pediatra
Mamá
www.dra-amalia-arce.com

Volver