El cerebro en la palma de la mano

Noticia publicada el 27-12-2016

Muchas familias se preguntan por qué pierde los papeles, una y otra vez, con sus hijo. Las respuestas son varias pero podríamos resumirlas en tres. La primera es porque no podemos leer el mensaje oculto detrás de cada conducta infantil, que para el adulto es considerada como “mal comportamiento”; otra razón es la falta de autocontrol provocado básicamente por un autocuidado propio del adulto insuficiente y la última, es porque no entendemos cómo funciona ni su cerebro ni el nuestro.

Y este último punto es fundamental, el saber cómo funcionamos es necesario para poder trabajar con nuestras emociones y conductas.

Cuando una persona se siente atacado, y como resultado de esa emoción, reacciona mediante una conducta amigdalina inadecuada, es probable que después se sienta mal y genere sentimientos de culpabilidad. Es lo que suele pasar cuando castigamos a nuestros hijos después de una bronca. Pero estas reacciones forman parte de nuestro sistema de supervivencia y no las podemos eliminar, lo que podemos hacer es identificarlas para poder sustituirlas por otras más respetuosas para todos.

Para poder reconocerlas, el Dr. Daniel J. Siegel, co-autor del libro “El cerebro del niño”, explica de una manera muy simplificada como funciona nuestro cerebro en ciertos sentidos, es conocido como el cerebro en la palma de la mano. Para entender el modelo del Dr. Siegel tendremos que levantar la mano e imaginar que nuestro brazo y mano es nuestro cerebro.

En nuestro cerebro podemos identificar tres sistemas: el cerebro instintivo, el emocional y el cognitivo-ejecutivo. Para poderentenderlo facilmente:

• El área de la palma de la mano y bajando por la muñeca representa el tallo cerebral, es decir, el cerebro más antiguo, por eso le decimos el cerebro instintivo o cocodrilo. Es el responsable de regular las funciones básicas tales como la respiración, la frecuencia cardíaca, básicamente la supervivencia, por eso también regula la respuesta de huir o pelear. Este cerebro no piensa, no siente, solo actúa. Funciona automáticamente.

• Si doblamos el pulgar sobre la palma de la mano tendríamos al cerebro medio, al cerebro emocional o mamífero. Su función principal es integrar la memoria y las emociones. Este cerebro es muy sensible, creativo y subconsciente.

• Si doblamos ahora el resto de dedos, tendríamos la corteza cerebral. Compuesta por la parte superior de la mano, es el área a donde mandan la información nuestros sentidos (oído, vista, olfato...), si seguimos bajando a la parte anterior del puño es la parte del cerebro donde se dan los pensamientos. Y la punta de los dedos es el área llamada corteza prefrontal. Sistema racional y lógico. Integra a los otros dos cerebros. Su tarea principal es moderar las reacciones emocionales y su coordinación.

Para que las personas podamos actuar adecuadamente, sin perder los papeles, sin faltar el respeto y expresando nuestros deseos de manera adecuada, es necesario que exista una conexión de los tres sistemas cerebrales, es decir, que el cerebro humano contenga al mamífero y al cerebro reptil.

Ahora, ¿qué es lo que pasa cuando hemos tenido un día muy difícil, en el que además no descansamos lo suficiente, nuestros hijos están alborotados y de verdad nos están sacando de nuestras casillas?

Perdemos la cabeza, se nos abre la tapa, es decir el cerebro humano se desconecta de los otros dos sistemas cerebrales (imagina tu mano abierta).
En ese momento nuestra corteza prefrontal no está funcionando, entonces:
- ¿tenemos la capacidad de regular nuestras emociones?
- ¿podemos ser apropiados en nuestras relaciones interpersonales?
- ¿podemos responder con flexibilidad?
- ¿podemos darnos cuenta de lo inapropiado que es nuestro comportamiento en ese momento?

La respuesta es claramente NO, ya que quien está actuando es el cocodrilo, y este se defiende y ataca. Por lo que si llegamos del trabajo en este estado de destape, de cocodrilo, ¿qué va a pasar con nuestros hijos? ¿o que pasa si nuestros hijos han tenido un día difícil?

La capacidad para reintegrarnos y permitir que nuestro cerebro piense de nuevo, es una habilidad indispensable, tanto para padres como para hijos. Podemos pensar en cosas que nos ayudan como adultos a reintegrarnos. El “tiempo fuera positivo”, del que hablaré en próximas ediciones,  podría ser un ejemplo.

El trabajo de ser padres es el más difícil del mundo, no recibimos manual de instrucciones, ni formación para acompañar a esa persona que nos elige para ser su familia,  es un trabajo constante en el que no existen recetas mágicas, lo que sirve para uno, no sirve para otro. Un trabajo de prueba y error, pero siempre repito esta frase: “no es más grande el que nunca falla, sino el que no se da por vencido”, y en el camino de la ma-paternidad necesitamos no darnos por vencidos nunca.•

Eva Salgado
Coach infantil, familiar y educativo
Facilitadora de Disciplina Positiva

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