Salud y bienestar en el postparto

Noticia publicada el 13-10-2016

El origen del cuidado de las mujeres tras el parto, en el periodo llamado puerperio, se remonta a la antigua costumbre de que la madre y su hijo permanecían en casa, siendo cuidados por mujeres experimentadas en maternidad. En las sociedades del pasado, donde las mujeres se hacían cargo comunitariamente de la crianza de los niños, el puerperio era un tiempo de reposo para la madre y de atención exclusiva al recién nacido. En todas las culturas del mundo, tras el nacimiento, siempre se ha honrado a la nueva madre, con ese tiempo de cuidado por parte de su entorno familiar femenino, de abuelas o tías, que se encargaban de su bienestar.

Los primeros días despues del parto, las primeras semanas y meses, se consideran un período de aprendizaje entre la madre y su hijo, es un tiempo para que la familia se adapte a la nueva situación y logre una normalidad. El puerperio es un periodo de adaptación a nivel orgánico, emocional y mental, y todas las mujeres puérperas necesitan de esa red de apoyo para afrontar  bien el postparto.

Es necesario reconsiderar la duración real de este tránsito. Se debería considerar el puerperio como el período comprendido entre el nacimiento del bebé y los dos primeros años, que es el tiempo real necesario para recuperarse y lograr la adaptación a la nueva familia.

En tiempos pasados y en sociedades más comunitarias, existía una red de apoyo entre mujeres para la maternidad y la crianza, pero hoy, nuestra realidad social es otra.

En la actualidad, vivimos en familias nucleares. El aumento de la movilidad laboral hace que muchas parejas estén alejadas de su familia, en ciudades donde la red de apoyo entre mujeres se ha perdido, no hay una comunidad de mujeres que nos sostenga emocionalmente y que ayude en las tareas domésticas. Es la pareja en soledad la que afronta la etapa del nacimiento del hijo, solos y sin referentes cercanos sobre crianza y, como colofón final de esta poca compresión de las necesidades reales de la maternidad, está la incorporación temprana al trabajo.

Es imprescindible ofrecer información realista sobre las sorpresas que nos depara el puerperio, y buscar recursos para favorecer el bienestar en esta etapa.
El primer apoyo se debe buscar en lo doméstico, donde las mujeres solemos hundirnos ante la imposibilidad de atender al hogar y al bebé al mismo tiempo. Tenemos que intentar contar con personas cercanas que puedan ayudar: familiares, amigos, vecinos y, si la situación económica lo permite, contratar a personal doméstico. Estamos diseñados para vivir en comunidad, como la mayoría de los mamíferos, así es que necesitamos la ayuda de otras personas.

Durante meses la mayoría de las mujeres se preparan de cara al parto, que es muy importante pero, que al fin y al cabo, dura solo unas horas. Y no se están concienciando para este puerperio, que dura años y que a veces nos hace sufrir un choque emocional con consecuencias negativas. Por esto considero esencial la preparación al puerperio.

Cabe recordar que el niño recién nacido depende del equilibrio emocional de la madre, razón por la cual a lo largo de la historia, las mujeres hemos construido apoyos que nos han garantizado ayuda para la crianza, para que cada madre gracias a esta ayuda, esté en las mejores condiciones para maternar al recién nacido.

La otra orilla de esto es que las mujeres tenemos que aprender a sentirnos reinas y a saber pedir y recibir las ayudas, y no considerar exceso todo ofrecimiento que no sea absolutamente necesario, y no esperar hasta el límite de nuestras capacidades para organizar el apoyo: todas las mujeres merecemos cuidados y atención en esta etapa de nuestra vida.

El puerperio no es momento para hacerse la valiente, ya lo eres, ¡ya eres una gran mujer!. Delega a otros las tareas domésticas como hacer la compra, prepara de  comida, hacer la limpieza... estas ayudas no son un lujo, son una necesidad. Es importante organizar estas ayudas antes del parto. Lo hermoso es que sean mujeres de nuestra familia las que colaboren, nosotras hacemos un gran esfuerzo adaptándonos a la nueva vida, aprendiendo a cuidar y amamantar a nuestro bebé. Tener a madres con experiencia junto a nosotras puede ser una aportación muy valiosa cuando somos primerizas. Así, nuestro bebé será nuestra única atención y podremos disfrutarlo.

 

Aspectos naturales del puerperio

Tras el parto, los niveles hormonales de progesterona y estrógenos, y de neurotransmisores como las endorfinas del placer, descienden; implicando bruscos cambios en cómo nos sentimos: vulnerabilidad, hipersensibilidad, miedo, falta de confianza, fatiga, tristeza... No hay que alarmarse, esto es normal, es un estado pasajero hacia la normalización hormonal. Además de los cambios de las hormonas y los neurotransmisores, otras causas de la gran fragilidad emocional durante el puerperio son: el miedo a lo desconocido, sentirnos no capaces de responder a todas las nuevas responsabilidades a la vez, el cansancio, las noches sin dormir y como hemos visto, en la actualidad, la ausencia de apoyo del entorno.

Debemos expresar como nos sentimos, hablar claro, ser escuchadas y recibir sostén de nuestra pareja, familia y amigos. Si estás respaldada y contenida, estos cambios serán pasajeros.

También hay que contemplar que en el embarazo y el parto se gasta mucha energía, así que tras este, debemos recuperarnos. Además, nuestro organismo produce una gran cantidad de leche, mientras pasamos noches en vela y aprendemos a cuidar y amamantar a nuestro hijo. Por todo esto, ¡es normal que estemos cansadas!, así que hay que descansar todo lo que podamos.

 

Bienestar y sueño

El sueño es la mejor receta para el bienestar durante el puerperio. Debería ser una prioridad, tanto para nuestra salud como para la de nuestro bebé, ya que un buen descanso facilita una buena producción de leche. Es clave dormir cuando nuestro bebé duerma y estar despiertas cuando él también lo esté, sea de día o de noche.

Muchas mujeres tienden a utilizar el momento de sueño del pequeño para hacer las labores de la casa o mirar el facebook o el correo. Este “no descanso” tiene importantísimas repercusiones negativas para el bienestar. Las telarañas, el polvo, los mails y las redes sociales pueden esperar. Nuestra alimentación, descanso, sueño y una buena calidad de la lactancia para nuestro recién nacido, NO.


 Lo único importante eres tú y tu bebé, todo lo demás ùede esperar.


La sociedad se impone y, en consecuencia, las madres desean continuar el mismo ritmo de vida que antes del parto. Esto es ir en contra de los ritmos naturales de la maternidad y trae consecuencias negativas. Debemos comprender los enormes requerimientos de energía que nos pide esta nueva etapa. Lo más importante, lo único importante eres tú y tu bebé, y esto hay que respetarlo con prioridad a todo lo demás.

 

Las visitas

Es importantísimo no malgastar energía con las visitas. Los primeros días puedes sentir deseos de comunicar al mundo lo hermoso que es tu hijo, es normal, pero recuerda que hay que guardar energía para el proceso de re-adaptación en el que estás.

Es esencial que limitemos las visitas durante las primeras semanas. Considera que tú, tu pareja y vuestro hijo estáis de Luna de Miel.

Pueden acortar la duración de las visitas y reducirlas a los familiares muy allegados. Si durante el embarazo ya hemos comunicado nuestros deseos de intimidad a amigos y conocidos, todos lo aceptarán y respetarán. Tenemos toda la vida para poder lucir a nuestro hijo, no hay prisa. Ahora lo más importante es la intimidad de la madre y su bebé, para que suavemente se vayan conociendo y adaptando.

 

Alimentación sana y nutritiva

La calidad de la alimentación es esencial para afrontar, con salud y bienestar, el posparto; concretamente para tener energía y favorecer estados emocionales estables y positivos. Recomiendo alimentos que nos nutran y revitalicen. Alimentos tal y como nos los ofrece la madre Naturaleza.

Cereales integrales, pan de espelta o centeno, copos de avena, mueslis y platos de arroz, pasta o bechamel. Fundamentales al ser fuente de glucosa, nutriente esencial para mantener la energía corporal, el equilibrio de nuestro estado de ánimo y la lactancia materna. Además, al ser integrales y conservar el germen (no así los cereales blancos refinados que no contienen el germen) son ricos en vitaminas y minerales.

Frutos oleaginosos, la oliva y su aceite, nuez, almendra, pipa de girasol o calabaza y aguacate, cuyo aporte en ácidos grasos esenciales es fundamental para la salud de la madre y su bebé, concretamente para su cerebro y sistema nervioso.
Son ideales las horchatas de arroz, avena o almendras o las cremas nutritivas dulces o saladas como una crema de avena, con almendras, canela y limón.

Frutas frescas de la estación y/o desecadas.

Se recomiendan ingestas regulares, desayunar, comer, cenar y, entre estas comidas principales, tomar un tentempié a media mañana y una merienda a la tarde, es decir, 3 comidas con 2 tentempiés, para mantener estable el nivel de glucosa y así conservar una cuota de energía óptima que favorezca el equilibrio emocional.

Es fundamental no pasar más de 3 horas sin comer, no saltarse ninguna comida y, preferiblemente, tomar una fuente de glucosa estable (cereales integrales, papas...) en todas las comidas. Cuando en alguna comida no tomamos fuente de glucosa, nuestro organismo reacciona a esa caída generando adrenalina que favorece estados emocionales de irritabilidad, depresivos o de ansiedad; estados que hay que evitar en el puerperio. Te aconsejo planificar previamente las comidas.

 

El padre

El padre tiene un papel primordial de sostén durante el puerperio. Permite que colabore y ayude, primero con las tareas domésticas y luego, también con vuestro bebé ¡No te responsabilices de todo el trabajo tú sola!

Cuando el padre esté con vuestro bebé, puedes dedicar un tiempo al descanso, a darte un buen baño, relajarte o tomarte un zumo revitalizante. Todo esto creará tu bienestar y una buena calidad y cantidad de leche. El padre, mientras, puede deleitarse con vuestro hijo, dándole también un baño relajante.

Estar un día tras otro cuidando y alimentando a un recién nacido es un trabajo muy exigente y nada relajante. Es normal que al final del día estemos tensas y cansadas. Por ello es importante tener un tiempo para relajarse al final del día. Si madre e hijo están relajados, disfrutarán de la última toma antes del descanso nocturno. Nuestro hijo estará feliz, satisfecho y se dormirá placenteramente en nuestro pecho. Es importante aprovechar estas primeras horas del descanso más profundo de nuestro bebé, ya que en un par de horas volverá a pedirnos el pecho.

Recuerda: tu bebé te necesita plenamente. Sigue estas recomendaciones para compartir con él toda tu energía.

Ten siempre presente que la maternidad (y la paternidad) es el inicio de una nueva relación. Es esencial que ese comienzo sea tranquilo y acompañado con empatía y respeto hacia la madre y su criatura, para una vivencia feliz de la crianza.•


Virginia Ruipérez González
Postgrado de Medicina Naturista
Especializada en fertilidad, gestación, nacimiento, crianza y salud de la mujer
www.fertilidadnatural.org

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