Metas equivocadas

Noticia publicada el 15-07-2016

El niño busca con su comportamiento sentir que pertenece y que se le considera como individuo, y cuando no lo percibe así, busca con su (mal) comportamiento lograr esa meta.

En Disciplina positiva* se conocen como metas equivocadas, porque el niño cree que con esos comportamientos alcanzará tal reconocimiento, pero la realidad es que recibe justo lo contrario, porque en el adulto no generan esas ganas de hacerlo partícipe, sino algo muy distinto. Me refiero a cuando el niño nos exige una atención excesiva, o nos muestra una actitud retadora y desafiante, o cuando nos hiere de forma premeditada o incluso cuando no quiere hacer nada y se muestra muy pasota, diciendo que no sabe o no puede hacer algo. Estos cuatros comportamientos son las metas equivocadas.

¿Cómo sueles reaccionar cuando tu hijo te mira, se sonríe y pega a su hermano? o ¿Te contesta de forma muy desafiante que no quiere meterse en la ducha?

En estas ocasiones no nos suelen entrar ganas de abrazarles, sino más bien de reprenderles, amenazarles o castigarles. De ahí que nuestras acciones vayan dirigidas a actuar sobre la acción y no sobre el origen.

Estos cuatro comportamientos están relacionados con cuatro necesidades emocionales. Si intentamos descubrir cuál de estas se esconden detrás del mal comportamiento de nuestros hijos, podemos comprender mejor la situación y abordarla desde otra perspectiva.


Las cuatro necesidades emocionales


1. Reconocimiento
Cada persona es única e irrepetible, es decir, los niños lo son, incluso siendo niños. En ocasiones, solo pensamos en ellos como personas cuando son adultos. Los niños tienen sus propios intereses, gustos y necesidades, y es hay que escucharles, conocerles y tenerles en cuenta. Cuando un niño no se siente reconocido, siente resentimiento y se vuelve muy exigente con nuestra atención y tiene la creencia errónea de “solo me haces caso o me tienes en cuenta cuando te demando atención”.

Meta equivocada: ATENCIÓN EXCESIVA

Una manera apropiada de responder ante esta actitud es desviar dicha energía hacia algo útil. Por ejemplo: tu hija se pone a hacer algo que ya sabe que no puede hacer mientras estás preparando la cena. Pídele que te ayude a poner la mesa o a terminar la cena.


2. Justicia
Los niños cuando sienten que les hemos hecho daño sienten rencor y se vengan diciéndonos algo ofensivo o haciendo algo que saben que nos molesta o nos duele con una creencia errónea de “me siento herido y no importa a nadie, por lo tanto te hago daño”.

Meta equivocada: VENGANZA

Si tu hijo te hace daño, en lugar de ponernos a la defensiva o responderles con la misma moneda, prueba a decir: “Vaya, si que tienes que estar enfadado conmigo para decirme esto ¿Quieres que hablemos?” Y pídele disculpas si reconoce que le has hecho daño o intuyes que lo has hecho.


3. Poder
Los niños al igual que nosotros también necesitan poder tomar alguna decisión a lo largo del día. Porque si no fuera así, estarían asumiendo órdenes desde que se levantan hasta que se acuestan. De ahí que necesiten decir que no a ciertas peticiones o intenten hacer algunas cosas a su manera. Si no sienten que tienen algún tipo de poder sobre sus vidas, surge la (para no repetir sienten) rebeldía y una creencia errónea de “Solo me haces caso cuando tengo el control”.

Meta equivocada: ACTITUD RETADORA

Teniendo en cuenta la edad, podemos hacerles más partícipes en la toma de ciertas decisiones: ¿Quieres ponerte el pantalón azul o verde?, la leche ¿la quieres tomar  fría o caliente?. Dale poder en todas las ocasiones que creas que puede hacerlo.


4. Habilidades
Cuando acostumbramos a los niños a hacérselo todo porque es más rápido, porque son pequeños y porque ‘yo lo hago mejor’, lo único que estamos consiguiendo de ellos es dependencia y poca confianza en sus propias capacidades. Son niños que responden que no saben, que no pueden hacer ciertas cosas, con poca iniciativa, una actitud cómoda para que les hagamos todo y una creencia errónea de “no puedo pertenecer a nada porque soy un inútil”.

Meta equivocada: INSUFICIENCIA ASUMIDA

Prueba a dejar de hacerle las cosas, marcando objetivos muy pequeños y animándolo de forma constante para que comience a creer que sí puede.

 

Ser conscientes de que detrás del mal comportamiento se esconde una creencia errónea, nos facilita mucho las cosas, porque nos puede ayudar a entender mejor que nos está pidiendo, de manera inconsciente, nuestro hijo. No debemos limitarnos a corregir actitudes o acciones que si no satisfacen la necesidad subyacente se repetirán una y otra vez para seguir demando, de forma errónea, lo que realmente necesitan.•

Doris Marrero
Trabajadora Social
Educadora en Disciplina Positiva
Mamá
www.familiaspositivas.com


* La Disciplina Positiva es una metodología que tiene sus orígenes en los años 1920 en las ideas de Adler, Psiquiatra infantil, junto con Rudolf Dreikurs. Pero es a partir de la década de los 80, con Jane Nelsen, cuando se llevan a la práctica las teorías de estos dos psicólogos, se sistematizan y se les proporciona una aplicación práctica para educar de forma efectiva a la vez que respetuosa con el niño.

Volver